Colima: El paraíso que se oscila bajo la inseguridad
Dafneé Mojica
Las playas de ensueño y la tranquilidad casi amena que por años distinguieron a
Colima parecen ser sólo un eco lejano. Esta pequeña entidad del occidente
mexicano, que alguna vez presumió de contar con los índices delictivos más bajos
del país, hoy se sacude bajo una ola creciente de violencia.
Pese a su reducida extensión territorial de apenas 5,625 km², Colima no ha
logrado escapar de las desgracias de la inseguridad que asolan diversas regiones
nacionales. Los delitos de alto impacto como homicidios dolosos, secuestros y
extorsiones han registrado un alarmante repunte en los últimos años.
Antes podías andar tranquilo a cualquier hora sin temer por tu vida. Ahora hay
que andar muy prevenido, a toda costa, y más si eres mujer.
Las cifras oficiales revelan una realidad inquietante: de acuerdo con el
Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en
2022 se contabilizaron 414 homicidios dolosos en Colima, un aumento de 23%
respecto al año anterior y la tasa más alta en los últimos 5 años.
Pero los delitos violentos no son los únicos que tienen en vilo a la población
colimense. El robo a transitorios, a casa habitación y el secuestro también figuran
entre las principales preocupaciones ciudadanas, sobre todo en la capital.
De acuerdo con el Observatorio Ciudadano de Prevención, Seguridad y Justicia
del Estado, en lo que va de 2023 se han denunciado ya 7 casos de secuestro,
mientras que instancias civiles como el Colectivo Familias Unidas por Colima
señalan que la cifra podría ser mucho mayor debido a la opacidad en los reportes.
Frente a esta cruda realidad, las autoridades locales han intensificado los
operativos policiales y anunciado la implementación de programas para prevenir la
violencia. Sin embargo, persiste un clamor ciudadano por resultados más
tangibles.
En esta turbulencia de inseguridad, los colimenses resisten y se aferran a la
esperanza de recuperar ese paraíso de paz que un día los distinguió. Pero las
sombras amenazan con perpetuarse si las medidas contra la delincuencia no
logran atender el problema de raíz.
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